Cruzamos la frontera de Colombia con Ecuador de manera tranquila y sin problemas. Dicen que es una de las fronteras más conflictivas de Latinoamérica, no por la existencia de guerrilla, sino por los bandidos que acostumbran a asaltar los autobuses en las carreteras. Por eso, aconsejan viajar únicamente de día. De hecho, los autobuses nocturnos son más caros, debido al servicio de seguridad que tienen que cubrir.
En el último tramo que recorrimos en Colombia, de Salento a Popayán, y de aquí a Ecuador sin parar, vimos un paisaje mucho más seco y desértico, pero no por ello menos impresionante. Dunas montañosas perfilaban el horizonte.
Ibarra fue nuestra primera parada. Esperábamos algo más de esta ciudad, y en realidad, de las que visitamos a continuación también. La verdad es que Ecuador, las ciudades y pueblos no se caracterizan por sus diseños y belleza urbanística. Las ciudades son mayoritariamente de cemento, con edificios sin ninguna gracia edificados sin ton ni son. Pero por el contrario, la situación de estos pueblos y ciudades, y los paisajes que los rodean, son espectaculares. En este pequeño país existen todo tipo de escenarios, para todos los gustos.
Así que este post no irá de núcleos urbanos, sino de naturaleza, vistas y lugares que quitan el hipo.
Ibarra nos lo saltaremos. Se trata de una ciudad sin más como lo anteriormente descrito.
Otavalo fue nuestra segunda parada, un pueblo pequeño con muchísima artesanía. Nos sorprendió la autenticidad del lugar. Uno de los mercados indígenas más grandes de Latinoamerica que alegraban las calles con sus telas llenas de colores, mujeres y hombres vestidos al más puro estilo tradicional. ¡Aquí si que se llevan los sombreros! con plumas, sin plumas… de todo tipo.
Humitas, una especie de tamal hecho de maíz
Muy cerca de Otavalo se encuentra la laguna Cuicocha en el cráter de un volcán ya extinto. Para que nos hagamos una idea de su tamaño, simplemente apuntar que se puede realizar una caminata de 6 horas alrededor de ella. En su centro, dos islas formadas por sus últimas erupciones, y a su alrededor el volcán Cotacachi. El trayecto hasta allí, para que negarlo, fue lo que muchos esperan vivir en un viaje por Sudamérica, en la parte de atrás de una furgoneta, disfrutando de las vistas y con los pelos al viento.
De Otavalo pasamos a Latacunga. Cerca de allí, el volcán Cotopaxi (cuello de la luna en quichua) se alza imponente con una altura de 5.897 metros. Nos encantaría decir que subimos hasta la cima, pero nos quedamos en los glaciares, lo cuál no estuvo nada mal. Nuestra primera misión, llegar al refugio, luego ya veríamos. El refugio se encuentra a 4.810 metros, la altura del Mont Blanc. Andar 10 pasos a esa altura era todo un esfuerzo. Nos faltaba el oxígeno y teníamos que detenernos a los pocos pasos. Julia iba cambiando de color, del blanco al verde. Tuvimos que esperar un cierto tiempo para aclimatarnos y seguir subiendo. Poco a poco y respirando profundo. Mientras subías, veías a gente pálida bajando apresuradamente, padres llevando a sus hijos en brazos corrían cuesta abajo. Y por fin, llegamos, tocamos la falda blanca del volcán más impresionante de Ecuador. ¡Habíamos superado la altura de las nubes y tocábamos el glaciar! En esas horas de subida y bajada, vivimos cuatro climas distintos, de sol a lluvia a nieve a granizo. Parece que aquí el tiempo esta loco.
Latacunga, a los pies del volcán Cotopaxi
Esa noche nos podíamos relajar y salir de fiesta. Comenzaba la fiesta de Latacunga, la Mama Negra, dedicada a la Virgen de las Mercedes. Era divertido pensar que en Barcelona estaban festejando la misma fiesta en ese momento.
Seguimos hacia Chugchilán, un pueblo muy muy pequeño, el cuál también estaba en fiestas. Nunca pillamos ninguna, pues ahora todas de golpe. Bebiendo cerveza y toreando (pedazo de tradición que les hemos dejado). Chungchilán era un pueblo rodeado de montañas y cañones situado en un bosque nuboso. Atardeceres preciosos y caminatas maravillosas.
Qué pena que cayéramos enfermos durante un par de días. Nos hizo detener el ritmo del viaje y descansar. Probablemente uno de los potentes desayunos ecuatorianos nos pasó factura. Aquí cumplen la norma de que el desayuno sea la comida más importante del día, una sopa y después un plato de pollo con arroz, huevo y pan. Pero no hay mal que por bien no venga, descubrimos un remedio natural que funciona a la perfección para los males estomacales, el té de orégano. Simplemente hierves agua, le echas el orégano (si, el que tenemos todos en casa y ponemos en las pizzas) y voilà! en 20 minutos comenzamos a mejorar. Menos mal, así el viaje continuaba.
¿Alguien conoce otro remedio casero que funcione así de bien?
Ana, Margarita y Alejandro os saludamos. Chaplin también, miau.
ResponderEliminarLo cierto es que esperábamos más de Ecuador. No es tan exótico como se podía pensar. La corrida de toros, muy interesante, y la llama, muy divertida. Os habéis puesto verdes y malitos, esperamos que de aquí en adelante estéis siempre de vuestro color.
Los volcanes son más bien achaparradicos, ¿no? "Los volcanes no me han gustado", dice margarita. "Es que son cráteres", dice Ana. "Pf...", Alex. Eso sí, los árboles son preciosos, aunque según margarita: "pues tampoco, a mí me gustó Cuba". Se acaba de comer un croissant, tal vez sea eso.
En España, por cierto, están las cosas como siempre, es decir, mal. Hoy hay elecciones a Galicia y País Vasco, y el gobierno, después de lo ocurrido en Atocha y frente al Congreso, quiere cambiar la ley para que esté prohibido difundir fotos de policías "siempre y cuando perjudiquen su seguridad". De cambiar la ley para que vayan siempre identificados, ni mú.
El remedio del té de orégano es genial!! En Madrid hay un virus que está haciendo caer a la gente. Se llama VIRUS OMEGA y es mortal. No volváis. No miréis atrás. haced vuestra vida y tened muchos hijos. Ya no podéis hacer nada por nosotros. Os queremos. "Pues bien, ¿no?", asegura Margarita.
PD: Hemos gastado todo el orégano. No era suficiente. AGGGG..... PLFASDAS. Muerte. besos.
PD: (Ánimo en el amazonas! Alex ya va quasivacunao).
PD: "Muchos besos, cuidaos!! Y sí, contadme lo de la frontera conflictiva después de haberla cruzado, me evitáis algún que otro infarto y/o trastorno mental", Margarita.
Ecuador es interesante, aunque es cierto que la época puede sorprender. No había tanto sol y por eso quizás no se vea tan tropical. Pero... Ecuador es Ecuador, ¡el centro del mundo, y un país pequeño pero con una gran diversidad!
EliminarOs mandamos todo nuestro apoyo. Ya sabéis, la solución, ¡mover el culo y emigrar!. Con cariño desde Latinoamérica.
Sobre otros remedios caseros, ahora que todavía nos queda un halo de vida, Ana quiere proponeros las flores de "Hipericum" (Hipérico en el pueblo) con aceite de oliva, reposado al sol durante una semana. Sobre las proporciones, no importan. Se hace crema y no se come.
ResponderEliminarSus funciones: cicatrización acelerada y alisado de piel. Es una receta de la abuela Froilana de Ana.
¡Qué buen remedio! La verdad es que cuanto más nos apoyemos en la naturaleza, mucho mejor. Como hacían antiguamente. Así estaban antes, fuertes y serranos.
EliminarHe estado leyendo un par de entradas sobre Ecuador y me alegro que mí gente no les haya hecho pasar muy mal. Suerte en vuestros siguientes viajes.
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