Salimos de Chugchilán muy temprano. La carretera hasta Zumbahua, el siguiente pueblo, era malísima, así que aunque la distancia no era mucha, el trayecto fue largo. De Zumbahua a Quevedo. No sabíamos nada de este trayecto, solo que nos llevaría hasta la costa, y fue una sorpresa genial. Bajamos por un verde valle, dejando los áridos paisajes de la sierra atrás, internándonos poco a poco en el trópico. El trayecto hasta Puerto López fue largo pero lo que veríamos allí merecería la pena.
Las ballenas jorobadas bajan por la Costa Pacífica pasando por Colombia y Ecuador. Pueden verse con seguridad hasta finales de Septiembre, así que debíamos darnos prisa. Cogimos un barco en Puerto López y tuvimos la suerte de ver una familia de 3 adultos y una cría. Cuando su lomo asomaba por la superficie del mar podías hacerte una idea del gran tamaño que llegaban a alcanzar. La cola podía llegar a medir unos 3 metros, imaginaos el resto. La cría, lógicamente más activa, saltaba y saltaba. Fue una experiencia espectacular. ¡Qué ganas de trabajar en National Geographic!
La Isla de la Plata se encuentra a unos 50 kilómetros de la costa. La llaman "la Galápago de los pobres". Pudimos ver aves migratorias que solo se encuentran en este lugar, los bobos de patas azules y las fragatas. Los primeros, divertidísimos, te miraban con sus ojos bizcos cuando pasabas a su lado.
Pájaros bobos
Fragatas
Los Frailes
Puerto López
Que pena que se pesquen por "accidente" estos ejemplares. mas pagarían por verlos bajo el agua. |
De allí fuimos a Montañita. Fue pura coincidencia pero justo encontramos al presidente Rafael Correa dando un discurso, así que el pueblo estaba a rebosar. Luego descubrimos que los fines de semana, con Correa o sin él, eran siempre así. Surf y fiesta era lo que se hace aquí, un "gringo paradise of destruction". Aun así, la experiencia no fue tan mala ya que pudimos trabajar para el hostal "Mama Cucha" con tablas de surf y bicicletas a nuestra disposición. Aquí, Julia tomó su primera clase de surf, algo que le gustó pero no encantó. Digamos que el agua fría del Pacífico más el tiempo constantemente nublado no inspiraban demasiado para meterse en el agua. Miguel, por el contrario, disfrutó muchos días del surf hasta lesionarse las costillas, así que las actividades se nos acabaron rápidamente.
De Montañita fuimos hasta Guayaquil, donde vivimos con un amigo de Julia. Estar en un ambiente familiar nos recargó las pilas. Recordemos que llevábamos meses sin cenar en un ambiente familiar aparte de una ocasión en Bogotá. Gracias a Carlos conocimos todos los sitios más chulos de Guayaquil: el barrio de las Peñas convertido en un bario bohemio lleno de artistas, las fuente del malecón de sal, el malecón 2000, el centro "histórico" con los edificios más antigüos que sobrevivieron al gran fuego de Guayaquil…
Parque de las Iguanas, Guayaquil
¡Gracias Carlos por tan buena acogida!
Al dejar nuestra nueva familia en Guayaquil fuimos rumbo el norte de nuevo hasta Baños. Baños es uno de esos pueblos de los que solo se escuchan maravillas. Al llegar ahí a las 23:00. no sabíamos lo que nos esperaba. A la mañana siguiente descubrimos que el pueblo de Baños no tenía gran cosa. Eso sí, el escenario que lo rodeaba era un valle hermosos, verde, y altísimo, con el volcán Tungurahua (5016m) a las puertas del pueblo. Un volcán que aún sigue activo. Baños es un pueblo famosísimo por sus actividades en la naturaleza. Desde puenting a rafting. Aquí vienen muchos gringos a sentir la mejor droga de todas: la adrenalina.
Yaguarlocro, comida típica de Ecuador, cocinada con tripas de res.
Ahora solo nos queda subir a Coca y hacer algo de lo que hemos oído muchas opiniones diversas: coger un barco desde Coca y navegar los ríos Napo, Coca y Amazonas hasta llegar a Iquitos (Perú) y desde allí coger otro barco hasta Yumiraguas. Nos han dicho que es una experiencia lenta, única y memorable. Por otro lado es una travesía muy larga, muy dura y para muchos, con muchos momentos aburridos y parados. Aun así, tenemos ganas de vivir una experiencia tan auténtica. ¿Cuánta gente puede decir que ha estado, no solo en la jungla más grande del mundo, si no que además ha navegado por sus ríos, uno de ellos el más salvaje y desconocido del planeta?. Solo el tiempo lo dirá, así que tendréis que estar pendientes del blog para saber más de nuestra aventura.
Coca, a las puertas del gran Amazonas
¿Alguna vez habéis viajado en condiciones tan extremas que os han hecho sentir como un Indiana Jones?.
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