Es una mañana lluviosa en Hpa-An. Como cada día a esta hora, el mercado comienza a cobrar vida. Mujeres y hombres, vestidos con sus clásicos lounguis, acuden desde sus respectivas aldeas para hacer sus compras u ocupar sus puestos de venta. El agua de lluvia se desliza por sus sombreros de bamboo, cae al suelo y prosigue su camino hasta la alcantarilla más cercana, topándose con los restos color sangre de la nuez de bedel, hojas, verduras y colillas de puros birmanos. Pero hoy, en el mercado matutino de Hpa-An, un murmullo viaja de puesto en puesto, un murmullo que hace que las miradas se levanten, las expresiones del rostro cambien y las obligaciones se pospongan durante unos minutos.
It's a rainy monsoon day in Hpa-An and the morning market is open as usual. Men and women dressed in their traditional longyi have descended from the neighboring villages in the mountains to buy their daily goods. The water slides down their bamboo hats hitting the mud floor. It flows down towards the nearest gutter where it accumulates along with the leaves from the market, cheroot buts and red betel nut leftovers. Everything seems to be the same as the day before. Same people, same stalls, same weather. Except this time, there is a small difference. A rumor passes from stall to stall, almost as if the personification of democracy was among them.